31 enero 2012

Solo quedo yo y mi reflejo en el fondo del vaso.

Mi otra vida me enseño a no dar todo por nada, que las promesas se esfuman como el humo de una calada. Me enseño puñaladas escondidas bajo máscaras, besos y lindas caras. Mi otra vida me enseñó a desconfiar, me enseño a mirar a ambos lados antes de hablar; unos vienen y otros van. Me enseño a esquivar, a levantarme, a ser fuerte y que la soledad es la peor muerte. Mi otra vida me enseño que lo real es lo que tengo enfrente y que al final solo quedan los cuatro de siempre. Me enseñó a barrer pa mi lado, que cada uno va a lo suyo. Me enseñó a ver cuando algo se ha acabado. Me mostroo que no se tiene nunca nada seguro, que del éxito al fracaso solo hay un inmundo segundo. En mi otra vida aprendí a perder, que los que más quieres son los que más te pueden llegar a joder. La desdicha siempre anda esperando escondida, mala vida; ahora andas por ahí perdida. Tengo que dar el paso, no tengo caso. Ahora sólo quedo yo y mi reflejo en el fondo del vaso.



29 enero 2012

Lo intenté.

No me voy a rendir por muchos baches que se interpongan en mi camino.

Sinceridad, ¿Virtud o defecto?

Siempre decimos que la sinceridad es una de las mejores virtudes que puede tener una persona. Siempre queremos que nos digan lo que piensan, y que no vayan por detrás clavándonos puñales. Pero... ¿Hasta qué punto quieren la sinceridad? Tengo entendido que si eres sincera y lo dices todo a la cara, te ganas muchos enemigos, y si no lo eres también. Entonces ahí va mi pregunta ¿Qué es preferible, perder un amigo por decirle lo que piensas, o por no decírselo? Yo siempre he considerado que las verdades duelen en el momento más que las mentiras, en cambio, las mentiras te producen un sentimiento de desconfianza y dolor a largo plazo. Odio la gente que no me dice las cosas a la cara, porque aunque me duela me doy cuenta de que a esa persona le importo lo suficiente como para tener las agallas de enfrentarse a mi y decirme su opinión. Puede que siente mal y que no lo quieras reconocer, pero muchas veces la realidad de otras personas te saca del posible agujero sin fondo que hubieses caído. Fuck hipocresía.

Hoy es uno de esos días en los que desearía mandarlo todo al cuerno.

Aunque nadie lo sepa, estoy hundida en la mierda. Nada me sale bien últimamente, supongo que será una mala racha, pero se me está haciendo demasiado pesada para llevarla a cuestas tanto tiempo. Me levanto cada día pensando que todos los sacrificios que hago van a servir para algo, pero los resultados no son nada positivos. No me compensa hacer todo lo que hago para luego obtener mierda y más mierda. Desisto. Estoy cansada de ser fuerte, de siempre sonreír y fingir que todo va bien. Quisiera tener el valor de cuando me preguntan: ¿Qué tal? decir: Pues la verdad, todo me va fatal. Estoy hundida en la mierda y no puedo más. Pero no sé por qué no lo hago. Quizás sea porque tampoco tiro todo por la borda a cualquier decepción, pero cada vez se me acumula, se me acumula, y al final me encuentro ahogada y aplastada. Realmente hoy me siento miss nadie.

El amor, un sueño.

+¿Que es el amor?
-Es un cosquilleo en la bariiga, como si fueran miles de mariposas reboloteando,no poder estar sin esa persona,necesitarla dia y noche...¿quieres un ejemplo?
+Valee(:
-Cuando te veo no puedo respirar, siento como mil mariposas en mi estomago,necesito vrte siempre,hablar contigo, tocarte, besarte, mirarte,sonreirte.... ¿te sirve este ejemplo?

Ni todo lo bueno queda, ni todo lo malo pasa.

Me he convertido en otro yo, mi parte más interna ha querido alcanzar mi corazón y cambiar. Ahora, soy, esa que no puede salir a la calle sin su anillo de la suerte, sin la pulsera que le regaló esa persona tan especial, sin las uñas a lo feliz, sin pintarse un poquito la raya, sin el flequillo perfecto, y sobretodo, sin ella en el corazón, porque ella es lo más bonito de ésta puta vida, y que sin ella todo sería diferente, lo blanco se volvería negro y mis lágrimas se negarían a salir, porque no habría razones para que cesaran, tú, la razón para que cese mi llover.

Solo juega mi corazón.

Siento que la llama se apaga , queda poca vela por derretirse , lágrimas caen , sonrisas se destrozan , y yo no puedo hacer nada al respecto , lo único que puedo hacer ahora es llorar , ya no me queda nada. Sufrir , el único sentimiento que pasa por mi cabeza , será que todo lo que soñábamos es una farsa , que ese deseo de estar juntos un día nunca se hará realidad. Mil y una margaritas deshojadas para saber si de verdad me quieres , esas estrellas fugaces , que todos mis deseos eran vivir día a día junto a ti , un día sin preocupaciones , solo pido uno..

Duele, tener que besar en la mejilla a quien ya besaste en la boca.

¿Olvidarte? Lo intento , pero no haces mas que rondar por mi cabeza , eres lo más bonito que he tenido nunca , el sueño más perfecto de la eternidad , pienso , en todos mis esfuerzos por hacerte feliz , ahora no han servido de nada , todo se ha ido a la mierda , y yo ya no puedo hacer nada , todo eso estuvo un día en mis manos , y no lo supe apreciar , tú y tus besos , me han dejado marcada , me han dejado tocada , has dejado huella , y jamás la podré borrar. Eres y siempre serás , el dueño de mis lágrimas , y aunque ya no sirva de nada. Te quiero.

Así va la cosa.

En el fondo, a todos nos gusta pensar que somos fuertes. Que vamos a poder con todo lo que nos venga encima, que pudimos con lo de ayer y que podremos también con lo de mañana. Pero más en el fondo, sabemos que eso no es verdad. Porque ser fuerte no consiste en ponerse una armadura anti-daño, ni en esconderse detrás de un disfraz con máscara; ser fuerte consiste en asimilarlo. En asimilar el dolor y en digerirlo, y eso no se consigue de un día para otro, se consigue con el tiempo. Pero como por naturaleza solemos ser impacientes y no nos gusta esperar, escogemos el camino corto. Escogemos el camino de disfrazarnos de algo que no somos y disimular. Sobretodo disimular, Si, a todos nos gusta disimular los golpes, sonreír delante del espejo y salir a la calle pisando fuerte, para que nadie note que en realidad, lo que nos pasa de verdad, es que estamos rotos por dentro. Tan rotos que ocupamos nuestro tiempo con cualquier estupidez con tal de no pensar en ello, porque el simple hecho de pensarlo hace que duela. Pero a veces, bueno… a veces tienes que darte a ti mismo permiso para no ser fuerte, bajar la guardia, desahogarte y darte una tregua. Está bien bajar la guardia de vez en cuando. No queremos hacerlo porque eso supone tener un día triste, uno de esos viernes que saben a domingo, un día de esos que duelen, de recordar y echar de menos. A los que ya no están, y a los que están, pero lejos. Sin embargo, hay momentos que es lo mejor que puedes hacer: darte una tregua. Poner tu lista de reproducción favorita, tumbarte en la cama, cerrar los ojos, relajarte, y si hace falta llorar. Llorar todo lo que haga falta. Eso no nos hace menos fuertes; eso es lo que nos hace humanos.